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“Las Fuerzas Armadas no están preparadas para combatir al narcotráfico”


Marcelo Saín hizo una radiografía sobre la estrategia adoptada en Latinoamérica para la lucha contra el narcotráfico: "La DEA sigue siendo el órgano rector en la mayoría de los países de la región." Opina también sobre las propuestas de los candidatos a la presidencia en la Argentina.


Es en la actualidad el director de la Escuela Nacional de Inteligencia, pero lleva años estudiando las causas y consecuencias del crecimiento del crimen organizado a nivel nacional y regional. Ante Tiempo, el especialista en seguridad Marcelo Saín hizo una detallada radiografía de la problemática en la mayoría de los países de la región.


–¿Hay un paradigma común de combate a los grupos narco en Latinoamérica?


–La concepción imperante es ese paradigma punitivo y prohibicionista, que es lo que está en las normas internacionales que regulan el tema pero que básicamente es la posición estadounidense. Eso, además, está alentado por dos instancias que tienen un enorme influjo sobre la mayoría de los organismos de inteligencia y seguridad de nuestros países. Por un lado está el Comando Sur, un comando de las fuerzas norteamericanas que tiene como prioridad el combate al narcotráfico. El segundo factor, quizás el más importante, es la DEA, que sigue siendo el órgano rector en la mayoría de los países de la región, excepto en Bolivia, Venezuela y Brasil. Yo diría que en el resto de los países, incluido Argentina, es la voz cantante en esta materia.


–O sea que la influencia estadounidense es determinante.


–Es notable. Pero es una influencia que tiene una explicación no por la imposición, sino por la aceptación de la mayoría de nuestros gobiernos de ese esquema. Porque países como Argentina tienen condiciones como para tener una relación asentada en la reciprocidad. Argentina no es Guatemala, ni ocupa el lugar de México o Colombia, que tienen una incidencia directa en la problemática del narcotráfico de Estados Unidos. Así y todo, la DEA controla núcleos centrales de algunas policías provinciales, que son las que coinciden con el control de los corredores de tránsito internacional, y también núcleos de las fuerzas federales de seguridad. Las prioridades de la política de control de drogas de la Argentina están dictadas por la DEA. Lo paradójico es que EE UU tiene una política de control del narcotráfico regulatoria, que no se condice con lo que ellos postulan en el exterior. Toda la droga que ingresa a EE UU no genera guerra ni conflictos como los que vemos en México. Entonces allí claramente hay una estrategia de control distinta.


–¿Por qué hay dirigentes que continúan fomentando la llamada "guerra al narcotráfico", a pesar de que hay un consenso internacional sobre su fracaso?


–Ahí hay un alineamiento manifiesto con la embajada estadounidense, que es lo que ocurre con Sergio Massa. Y aparte es un excelente negocio institucional para la mayoría de las policías locales, inclusive para funcionarios de gobierno. Porque la alianza con la DEA te permite mostrar eficacia donde no la tenés. La DEA te arma los operativos, te pasa información, te habilita procedimientos, porque la Argentina no cuenta con una estructura de inteligencia federal, ni con una estructura policial de investigadores en narcotráfico. Entre otras cosas, eso ocurre porque la DEA ha interpuesto resistencias de manera exitosa, tanto en los años '90 como después.


–Un candidato propone que los militares combatan al narcotráfico. ¿Están capacitados?


–No, bajo ningún punto de vista. La lucha contra el narcotráfico implica una tarea policial y judicial, y las fuerzas armadas no están preparadas para eso. Están preparadas para la guerra, y el teatro de la guerra no es el teatro de la acción policial. Una cosa es afrontar un combate naval, un combate terrestre en el marco de un conflicto bélico. Otra cosa muy diferente es una tarea de investigación criminal donde vos lo que tenés que hacer es identificar personas, redes, actividades. Los militares no tienen ni estructura, ni organización, ni doctrina, ni personal capacitado para eso. Yo creo que la única forma de reorganizar este sistema es con la creación de una agencia federal de control del crimen organizado.


–¿Cuáles fueron los efectos de la guerra contra el narco en la región?


–Yo tomaría Argentina. En primer lugar, volvimos a ser una plataforma de colocación de cocaína en Europa. Por otro lado, también se han estructurado los mercados internos, abastecidos por redes criminales locales, algo que no existía hace 20 años atrás. No hay una gran ciudad en la que no haya un consumo y una distribución persistente de cocaína, que no tenga redes criminales. Con la particularidad de que son regenteadas por el propio Estado, porque son reguladas policialmente. O sea que acá el Estado participa del negocio. Todo esto pasó bajo el amparo de un paradigma punitivo y por la ausencia de políticas y estrategias ciertas en materia de control de drogas. Porque la Argentina ha sido obediente a los designios de la DEA.


Entrevista publicada en diario Tiempo Argentino, Buenos Aires, 3 de octubre de 2015.



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