Mesa de Diálogo: Marcelo Sain

-¿Cuáles son las funciones del [Organismo de Investigaciones]? ¿Qué es lo que le aporta a la investigación criminal?
-Asiste a los fiscales en la investigación de criminalidad compleja, criminalidad que implica la intervención de grupos delictivos y delitos cometidos por funcionarios públicos, particularmente, policías y penitenciarios. Eso es lo que marca la ley. Lo que hacemos nosotros es asistir en tareas que son propias de investigación policial, aunque no hayan querido ponerle esa etiqueta en la ley, eso es lo que hacemos, en todo Santa Fe, por supuesto. Hay dos grandes unidades operacionales: Rosario, en primer lugar, por la magnitud y el trabajo que hay en el organismo en Rosario es la estación más importante. Después, la ciudad de Santa Fe donde, también, convergen investigaciones que estamos llevando adelante con el fiscal de Reconquista, y algunos otros lugares, como Rafaela.
-Sabemos que vos sos de Buenos Aires, concursaste este puesto y viniste desde allá a Santa Fe. ¿Qué te encontraste? ¿Cómo ves escenario que radica ahora en la provincia en materia de criminalidad?
-Yo creo que hay una transformación del mundo criminal en la Argentina, más allá de Santa Fe, desde hace ya un par de décadas, aproximadamente, y tiene mucho que ver con la estructuración de mercados internos de drogas, por lo menos lo que atañe, ahora sí, a Santa Fe. En el marco de esa transformación, envergadura, diversificación, donde se consume tres o cuatro veces más droga que hace quince años atrás, con lo cual, evidentemente, las redes criminales que abastecen esos mercados son cada vez más sofisticadas, tienen un entrelazamiento muy importante con dos cuestiones que son sensibles para poder atender y para ser objeto de una investigación criminal, que es la protección de sectores del Estado, fundamentalmente, estructuras policiales, pero también judiciales, y el entrelazamiento con el mundo económico. Acá se trata de delitos de altísima rentabilidad. Esa rentabilidad se canaliza en el mundo de la economía formal e informal de manera inmediata, pero es tanta la cantidad que también hay operaciones que son un poquito más sofisticadas, como inversiones inmobiliarias, u operaciones, directamente, de lavado de dinero. Aunque no son masivas, pero existen. Este fenómeno es un fenómeno que me parece que el sistema institucional, en la Argentina, y particularmente en Santa Fe, me refiero al sistema penal, va un poco atrasado en ver la envergadura de esta transformación. Cuando digo atrasado es se sigue investigando en términos generales, como si se investigaran robos y hurtos, porque el sistema penal está, en general, masivamente volcado a la investigación de delitos simples. Vos necesitas técnicas diferentes, sofisticaciones desde el punto de vista de la persecución penal distintas, establecer una estrategia que va más allá de lo que es investigar un homicidio. Generalmente, los homicidios que están vinculados a las tramas criminales más complejas son homicidios que vos no podes quedarte solamente en el esclarecimiento del hecho de sangre. Tenés que ir un paso más allá y ver la trama criminal que está detrás, las asociaciones ilícitas, el mundillo de protección estatal. Si hay crimen organizado, hay protección estatal. Es difícil que pueda haber expansión de redes criminales que abastecen mercados de consumo de bienes, de manera ilegal, que no tengan algún grado de protección estatal porque, entre otras cosas, tienen una fuerte territorialidad, con lo cual, estas organizaciones invierten en la protección estatal-policial. Y, fijate vos, que en la causa de “Los Monos”, en la causa que se está llevando adelante en la imputación firme de Esteban Alvarado, también hay policías implicados. Entonces, me parece a mí que hay una suerte de desfasaje, le cuesta un poco al sistema penal, a veces le cuesta un poco al sistema político santafecino entender que esto ya no es un pueblo que se puede dormir con la puerta abierta. Creo que tienen que entender que acá hay una trama criminal compleja y que hay dotar a estos organismos de los medios necesarios para investigar estas cuestiones que no es un robo de gallinas.
-A finales del mes pasado, y a mediados de julio, se sucedieron nueve homicidios en pocos días, en una semana. Se habló, desde las autoridades de la provincia y, también, desde los medios de comunicación sobre un recrudecimiento de la violencia. Y, también, se buscaron hipótesis, respuestas o causas acerca de lo que estaba pasando. Sobre todo porque, desde las autoridades se hablaba de que la banda de “Los Monos”, por ejemplo, estaban presas sus cabecillas. Si tenemos a esta banda, supuestamente, encarcelada, ¿por qué considera usted que se está dando esto?
-Bueno, esas son consideraciones del Poder Ejecutivo, no son consideraciones nuestras. Nosotros tomamos estos homicidios desde un punto de vista distinto. Para nosotros, son objeto de intervención y de investigación, y eso lleva tiempo. Hay que ver cada uno de estos homicidios dentro de qué contexto se inscriben; si es un problema de violencia interpersonal o es un ajuste de cuentas entre organizaciones que están con una competencia comercial. Para dar cuenta de esto se necesita avanzar en una lógica de investigación que es completamente distinta a la lógica de los tiempos del poder político. El poder político responde como le toca al poder político. Para nosotros son otros los tiempos, y nosotros no tenemos que salir a hacer afirmaciones apresuradas e interpretaciones. Nosotros tenemos que esclarecer esos hechos y, para esclarecer, tenemos que ver qué es lo que está detrás. Esa aclaración te la hago en función de que, también, yo veo acá que “Los Monos” son una marca registrada y acá cualquier delito le viene bien a un montón de gente que sean “Los Monos”. Sin embargo, en la última acusación a Esteban Alvarado, vemos una organización criminal muy robusta, con un nivel de protección policial de un escalón muy alto, gran parte de un nucleó de jefes policiales de brigadas muy importantes de Rosario, de la PDI, policías que, uno de ellos pertenecía al equipo mío, que hoy está encarcelado, tenía estrechas vinculaciones con este narcotraficante. Cuando uno ve la envergadura de las empresas legales de Alvarado y la trama económica de esta red criminal, tal como quedó comprobado en las audiencias de imputación, vos te das cuenta de que en realidad esa organización no surgió hace diez días, el mundillo criminal de Alvarado tiene más de una década. La pregunta que yo hago es: ¿nadie lo vio nunca eso? ¿Cómo puede ser que una persona como Alvarado, que tiene una trama criminal compleja, que competía por mercados, aparentemente vinculados a ilegalidades con el grupo de “Los Monos”, no haya sido visibilizado por el Estado, por los organismos de persecución penal, por el sistema policial? Y, recién ahora, a partir de un homicidio (el de Lucio Maldonado) se le empieza a poner el ojo a la estructura criminal compleja. Por lo menos hasta ahora, la imputación está sostenida en esto que estoy señalando, con lo cual, yo lo que quiero señalar es [tengamos] cuidado con el tema “Los Monos”. “Los Monos” han sido actores criminales muy relevantes en Rosario, con un grado de violencia extrema muy importante, pero acá hubo grupos criminales, quizás, más robustos que “Los Monos”, con dispositivos legales e ilegales mucho más robustos, pero mucho más invisibles. Menos escandalosos, que no protagonizaban hechos de violencia tan a la luz pública como lo hacían “Los Monos”, pero que quizás mandaron al cementerio mucho más personas que “Los Monos”. Que esto se confirmase significa que, entonces, no nos debería preocupar solamente aquello que es escandalizable desde el punto de vista político, sino ir al conjunto de la trama criminal, porque lo que tenemos que impedir acá es algo que hacen los países centrales con esto: impedir que los delincuentes complejos, que atienden ese tipo de cuestiones, no controlen fiscalías, no controlen partidos políticos, no financien campañas, no sean gobiernos en barrios, que no establezcan las reglas de juego de la convivencia y de la vida social en los barrios, que no manejen sectores policiales. Es decir, acá va a haber siempre consumo de drogas, va a haber siempre mercados ilegales, el tema es que la violencia no marque la vida cotidiana en estas barriadas populares. Y lo que vos ves en estas barriadas populares es que la violencia marca las relaciones interpersonales y, las personas que viven en estos barrios populares, aunque esto sensibilice mucho a la clase media, son personas que viven en una situación oprobiosa total, la peor cara social del Estado. La cara de un Estado cómplice del mundo criminal y, cuando no es cómplice, es un Estado extremadamente represivo. Entonces nosotros tenemos que pacificar esos territorios y volver a contribuir con la desarticulación de esas organizaciones. Si hay delito, que sea un delito no violento, y si no hay delito, mejor. Pero hay que tratar de contribuir, pacificar esos territorios, tener una perspectiva mucho más de conjunto. La justicia tiene un deber, y la justicia de Santa Fe está con una deuda con el pueblo santafecino. La justicia de Santa Fe no ha tomado conciencia de esto que yo estoy señalando, y a estos organismos, como el Organismo de Investigaciones, que trabajamos en la más absoluta indigencia institucional. Cuando digo indigencia institucional [me refiero a que] no contamos con los medios operacionales necesarios para tomar cuenta de esto. Aun así, hay muy buena voluntad por parte de su personal, un personal escaso, pero un personal que cumple con algunos objetivos centrales, con fiscales que están dispuestos a investigar las cosas más allá de los hechos puntuales.
-Bueno, el caso Alvarado que vos mencionabas es un ejemplo de que ha habido investigación y que se han logrado resultados importantes.
-Cuando tenés un homicidio como el de Lucio Maldonado, podés quedarte en el esclarecimiento del homicidio o podés ir por la organización que está detrás. El fiscal Schiappa Pietra y el fiscal Edery fueron por la organización en su conjunto y en sucesivas audiencias imputativas, lo que dieron cuenta es que era una asociación ilícita compleja que se dedicaba a crímenes graves, que tenía una red de protección policial de alta jerarquía y que tenía una trama criminal económica bastante sofisticada. Eso es investigar delitos.
-Ahora, ¿qué consecuencias tiene en la vida cotidiana nuestra, de las personas comunes que nos movemos por la ciudad, que esta persona, Esteban Alvarado, esté preso?
-Bueno, hay un vecino menos de Funes Hill. Qué interesante, ¿no? Es un vecino menos de Funes Hill, un vecino notable que ya está encarcelado. Pero, al margen del comentario que yo hago, lo que quiero señalar es que lo que vos ganas, en primer lugar, es una persona que sigue, imagino yo, gerenciando el mundillo criminal, pero con las dificultades que implica el encarcelamiento. A veces, el encarcelamiento para estas organizaciones es un relanzamiento de las mismas, porque, desde el mundillo carcelario, cuentan con cierto margen de seguridad que les permite rearticular los negocios criminales. Nosotros estamos atentos a esas cuestiones. Con los fiscales que están encargados de estas investigaciones, estamos tratando de dar cuenta de todo el conjunto de la organización, y no vamos a parar. Cuando digo de todo el conjunto de la organización, también de su protección policial y de la trama de inversiones económicas de estos sectores, aunque esto le duela a mucha gente, porque yo sospecho que acá hay mucha gente de las estructuras políticas y judiciales que lo único que pretenderían que acá se investigue es solamente la periferia pobre, la trama criminal que aparece en la periferia pobre. Pero, cuando ya te metes adentro de los bulevares, hay gente que le empieza a temblar la papada.
-Vos hablabas de todo un sector muy empobrecido donde el Estado da la espalda. ¿Qué manera hay de prevenir esta situación?
-Construir ciudad en esos barrios. Ya eso es política de seguridad, eso me supera. Yo creo que ahí hay que construir ciudadanía, en el sentido pleno del término, y llevar la ciudad a esas barriadas populares. Lo eran, porque si vos te fijas el fenómeno de Rosario, particularmente, no hay periferia. El grueso de los barrios en los que están asentadas estas grandes organizaciones criminales son barrios de trabajadores, hoy ya con desocupación estructural, fuertemente deteriorados que están a veinte cuadras del centro. Tienen conectividad, hay un Estado social presente, hay un Estado que gestiona, hay un sistema educativo, hay un sistema de salud cercano, está asfaltado, tienen cloacas, tienen servicios básicos. Pero ahí hay un problema social de envergadura, una economía de sustitución que es la economía del crimen. Si vos sos un pibe que sos tercera generación de desocupados, que no sabes lo que es el empleo y lo que es la integración social vía empleo, que vos trabajarías de changarín precarizado en cualquier supermercado por seis mil, siete mil pesos por mes, y, de repente, te convertís en soldadito a diez mil pesos por semana, tenés todos los bienes materiales que tiene cualquier pibito de la misma edad de clase media, y lo conseguís a través del mundo criminal. Y, encima, tenés un aliado fundamental, que es la policía del lugar que te protege. Lo que habría que preguntarse es por qué ese chiquito no se convierte en soldado del narcotráfico. Eso es lo más complejo de explicar que aquel que lo hace. Entonces, me da la impresión a mí que hay que trabajar muy fuertemente, también, con el sector privado. Esas poblaciones tienen que tener una intervención del Estado, pero no del Estado social que los termina ratificando como pobres, sino del Estado de desarrollo en términos generales. Hay modelos a seguir que no son algunos ejemplos colombianos. La parte de atrás de lo que era el Capitolio en Estados Unidos hace quince años no se podía transitar por ahí. Hoy hubo emprendimientos público-privados, hubo una estrategia de Estado muy importante. Yo creo que es necesario pensar esto desde una lógica completamente distinta. Yo lo que creo es que la política, acá y en todo el país, lo que no quiere son escándalos. Entonces, no ha abordado seriamente el fenómeno criminal. Si el fenómeno criminal provoca balaceras, y vos tenés tapa de diarios, es un problema político. Si el fenómeno criminal tiene asesinatos que no aparecen a la luz política, no interesa mucho, no forma parte de la agenda política. Eso tiene que cambiar, porque lo cierto es que esta situación, este deterioro y este desfasaje entre un Estado medio tonto que mira esta transformación criminal de reojo pero que no quiere abordarla seriamente, termina generando condiciones políticas muy adversas para los propios gobiernos. ¿Vos crees que es casual que en la periferia rosarina el socialismo haya perdido cuando ha ganado históricamente? Ahí claramente hubo una factura política. Y esa factura política tiene que ver con la violencia que hay en los barrios populares.
-Para terminar, me interesaría preguntarte por qué orientaste tus estudios hacia la seguridad.
-Yo soy académico, sigo siendo investigador y profesor de la Universidad Nacional de Quilmes y de la UMET, dirijo un núcleo de investigación, y lo que me he dedicado siempre es la problemática criminal, y ahora estoy investigando narcotráfico y Estado. Tengo un equipo grande de investigadores y trabajamos ese tema desde el punto de vista académico, osea que institucionalmente trabajo temas que, también, abordo desde el punto de vista académico. Eso me favorece algunas cosas. Tengo acceso a información como investigador que pocos investigadores tienen, pero como funcionario tengo una mirada estratégica del fenómeno que no tienen otros funcionarios.
-Este fenómeno es como la papa caliente.
-Es la papa caliente cuando hay balaceras y hay muertos en la calle. Si no pasa nada de eso, no hay papa caliente.
-Lo curioso es que te presentaste en concurso para un puesto y que fuiste el único.
-Siempre me pregunté por qué no tuve competidores.
-¿Qué pasó allí?
-No sé, habría que preguntarle a aquellos que están en condiciones de dirigir el organismo que dirijo yo. Me hubiera encantado que muchos de los críticos de mi gestión dentro del organismo concursaran. Ahí hubiéramos visto quién es quién.
SAIN, Marcelo Fabián, entrevista de Sabrina Ferrarese en Mesa de Diálogo, Rosario, 6 de agosto de 2019.