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La inseguridad laboral armada


En la Provincia de Buenos Aires hay cerca de cien mil policías, que suman alrededor de trescientos mil en todo el país. Son trabajadores pero tienen prohibida la sindicalización. En esta entrevista Marcelo Sain, junto a Nicolás Rodríguez Games, analizan qué significa la precarización del trabajo entre quienes portan armas y se detienen en las implicancias de la sujeción al comisariato.


La policía es pensada como un bloque macizo: cana, yuta, gorra… Para los manifestantes, no hay otra, demasiadas veces la policía se pone en la vereda de enfrente. Es destinataria privilegiada de estrofas completas del rock nacional, como Brigada Anti Disturbios de Ataque 77, que propagó el cántico: “policía federal: la vergüenza nacional”. La policía proviene de barriadas donde hay pibes que la padecen. LNT compartió varias historias en la nota La institución de la violencia.


¿Cómo se transforman las fuerzas de seguridad en seguridad efectiva? Pregunta fundamental para quien se proponga gobernarlas. Pero son excepciones. Dos cosas han sido mucho más frecuentes: el auto-gobierno o su demonización. Los más cercanos al consignismo de mano dura se inclinan por “dejarlas hacer”. El progresismo en cambio tiende a convertirlas en un adversario. Fallar justo en la razón de estado: el monopolio de la violencia legítima. La falla política.


En la Provincia de Buenos Aires hay cerca de cien mil policías. Cien mil trabajadores de la policía. Y alrededor de trescientos mil a nivel nacional. Detrás de los Estados Mayores, de las cúpulas, está la inmensa masa de oficiales y suboficiales haciendo la policía diaria, la policía operativa, la policía en el territorio, la policía expuesta. Pero quién piensa en un trabajador cuando mira un policía. El policía se distingue por una cuestión crucial: sus herramientas de trabajo son las armas.


Marcelo Sain lleva cerca de dos décadas abocado a “las policías”, combina lo que no suele estar junto: la investigación académica y la gestión política de las fuerzas de seguridad. Además de escribir varios libros, fue viceministro de seguridad durante la gestión de Felipe Solá en la Provincia de Buenos Aires, interventor y luego primer director civil de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, creada durante el gobierno de Néstor Kirchner. También Director de la Escuela Nacional de Inteligencia. Actualmente dirige la Policía Judicial santafecina, especializada en investigación criminal.


Lo entrevistamos en Buenos Aires, aunque en estos años, pasa mucho más tiempo en la ciudad de Rosario. Lo acompaña en la entrevista Nicolás Rodríguez Games. Ambos compilaron un libro que propone una pregunta urticante: ¿las policías pueden sindicalizarse?


Sain es hijo de un suboficial de la Policía Federal, nacido en Paraná, lo recuerda con cariño, incluso se siente su orgullo porque desde una condición trabajadora humilde construyeron una familia y trayectorias ascendentes. Un vínculo que, a salvo de cualquier artificialidad, lo conecta con la realidad, las aspiraciones, y el modo de vida de la familia policial.


Tres destacados sobre su padre policía: “Mi viejo tenía una cultura del orden, el policía piensa en el orden y se concentra en detectar el desorden”. “La otra es que mi viejo decía: yo soy un funcionario público, estoy para servir”. “Y después: o sos policía o sos chorro, no hay otra cosa. Aunque a veces agregaba: y si sos delincuente y querés ser policía, tenés que ir a la bonaerense. La pica eterna entre la federal y la bonaerense…”.


Entre 2011 y 2015 Sain fue Diputado de la provincia por Nuevo Encuentro, y presentó el proyecto “Trabajo policial de la Provincia de Buenos Aires” destinado a crear un marco de protecciones laborales para la policía. El documento también contiene un diagnóstico preocupante sobre la pauperización y la precarización de las condiciones de trabajo de las policías.



LNT -¿Podrían contar los puntos más fundamentales del proyecto de ley que presentó Sain en 2015 en la Cámara de Diputados de Buenos Aires para regular el trabajo policial?


Nicolás Rodríguez Games (NR): El proyecto alcanza al personal policial que cumple tareas operativas de seguridad y dispone que las actividades policiales son un servicio esencial porque su interrupción pondría en peligro la vida o la seguridad de la totalidad o parte de la población. Una segunda parte establece derechos, deberes y prohibiciones. Y ahí un punto esencial es suprimir toda la influencia de la doctrina militarista que tienen las policías en Argentina: poder oponerse a órdenes manifiestamente ilegales. Desmontar la idea muy introyectada de que un buen policía es el que obedece, a secas. Otro tema grueso es la cuestión del cese del deber de intervención, adoptamos un criterio restrictivo. Las normas vigentes los obligan a estar armados las 24 horas y a intervenir. El objetivo es relevarlos de esas obligaciones cuando no están en horario de trabajo. Sólo están obligados a dar aviso. Son los casos reales los que demuestran que las situaciones en las que el personal policial se ve involucrado fuera de su horario de trabajo terminan de la peor manera. Muchas veces los policías tienden a no hacer una buena evaluación del riesgo que enfrentan y creen que con la voz de alto o blandiendo un arma de fuego la van a resolver, cuando hay personas alrededor en desventaja poniendo en riesgo su vida y la de terceros. También se regula específicamente el derecho a la agremiación y negociación colectiva pero con límites, los policías tienen prohibido tomar el lugar de trabajo o movilizarse en el horario laboral.


– Ustedes están de acuerdo con la sindicalización de la policía. ¿Cuál es la situación actual, porqué está prohibida la sindicalización?


NR:- En 1988 el Congreso aprueba el Convenio 154 de la OIT y formula la reserva de que las policías y fuerzas armadas no pueden negociar colectivamente. El último fallo de la Corte Suprema, de 2017, que prohíbe la sindicalización de las fuerzas policiales vale para todo el país. Y sepultó la posibilidad de que las policías tengan sindicatos con reclamos judiciales. Ahora es necesario discutir una ley.


Marcelo Sain (MS): -Para mí hay dos cuestiones, una que está íntimamente vinculada al contexto local y otra a nivel internacional, en este último caso es más de contexto el vínculo. En una sociedad en la que todos los sectores tienen representación gremial y regulaciones laborales desde hace ochenta años, tenés una burocracia donde hay una expectativa social de cumplimiento de tareas sensibles, que está totalmente desprotegida, precarizada, en situación de alta explotación laboral en todo sentido (salarial, condiciones de trabajo, capacitación, protocolo de actuación, salud, etc.) sumado a la imposibilidad de discutir esos temas de manera colectiva y al derecho a la agremiación, donde ni siquiera se pueden discutir temas relacionados con la higiene y seguridad en el trabajo. Este elemento me parece importante, por eso en el libro decimos que el primer debate que hay que dar es en relación a las condiciones de trabajo. Porque estoy seguro de que todos nos vamos a poner de acuerdo en que hay un grado de precarización y pauperización muy importante. Ese es un primer aspecto que podemos desarrollar. El segundo aspecto es que las mejores policías del mundo o las policías de los países más desarrollados institucionalmente, que han atravesado reformas organizacionales, reformas legislativas, países donde la policía se repensó integralmente en función de la problemática criminal, donde se implementó una revolución tecnológica dedicada a la policía, etc., todas esas policías están sindicalizadas.


LNT -¿Qué policías están sindicalizadas?


MS: -En EEUU (el FBI) y en Europa (España, Portugal, Inglaterra, Holanda, etc.) En Francia, donde los gremios están muy alineados a las centrales de trabajadores por filiación político ideológica. Vos tenés el sindicato policial que responde a los socialistas y – como cuenta un sociólogo francés – tenés las unidades localizadas en zonas rurales que están más corridos a la derecha y se afilian a sindicatos vinculados a Le Pen.


LNT – ¿En América Latina?


NR: -Ninguna.


LNT -Ustedes dicen en el libro que la invisibilización comienza con el comisariato.


MS: -Claro, el comisariato sabe que, si empiezan a discutir estas cosas, no pueden conducir estas instituciones. Tienen un régimen disciplinar cupular muy fuerte que permite que estas instituciones, a pesar de la precarización, continúen funcionando. Es una decisión política que así sea. Inclusive, hacia el interior de la policía, las cúpulas de la misma saben que si se abre la discusión hacia abajo se quebraría ese control disciplinario que mantiene a la institución tal cual está.


NR: -La institución policial en Argentina es muy opaca. No hay investigación científica que pueda dar cuenta del fenómeno y, si la hubiera, los indicadores o el diagnóstico serían aún peor. Por ejemplo, no hay horario. ¿Cómo se le puede exigir eficiencia a una persona que no tiene un horario delimitado de trabajo?


MS: -Hay un caso que yo siempre cuento. Durante un partido en la ciudad de La Plata tuvieron que traer efectivos de Mar del Plata –porque supuestamente no podían desplegar de ningún otro lado-. Trajeron una unidad entera en micros comunes y habían terminado de hacer 24 horas de servicio. Los metieron adentro de un colectivo, 400 km, sin descansar. La hinchada de Lanús venía protegida por la policía que regula los negocios de esa hinchada, por ende venían muy empoderados. Ocurre alguna clase de conflicto con esta unidad que venía de Mar del Plata, uno de los efectivos medio cansado parece que tira un tiro y termina con un saldo de un muerto. Toda la opinión pública pone bajo la lupa al policía que disparó pero nadie piensa en que el hombre estuvo 36 horas sin dormir. Por eso digo que si se abre el espacio para discutir –no te digo sindicalización- sólo higiene y seguridad en el trabajo ya empezás con un problema. Porque la cuestión es si vos conducís a la policía o la policía se conduce. Si la policía se conduce, pactás con la cúpula y la cúpula no quiere que le compliquen la vida con cuestiones como las condiciones laborales.


NR: -Las condiciones son vejatorias de derechos básicos. Es pre peronista. Es la década del ’30. Otra cosa que agregaría es no caer en la trampa de creer que derecho a sindicalizarse es derecho a huelga.


MS: -No estamos planteando eso. De hecho, el proyecto de ley que presentamos prohíbe el derecho a huelga. Eso en la mayoría de los países está muy bien regulado. Uno puede declararlo servicio esencial y de ese modo regular o impedir la huelga o la interrupción del servicio. Para nosotros el corazón de la ley sería el derecho a la agremiación y el derecho a la negociación colectiva.


NR: -Nuestra propuesta es bastante completa. No se trata simplemente de sacar una ley que diga “dótese a las policías del derecho a sindicalizarse”. No. Se trata de una reforma estatutaria más compleja que contemple derechos, obligaciones y prohibiciones. Y eso es lo que permitiría a posteriori decir “ahora estamos en condiciones de que las policías discutan y deliberen por sus condiciones de trabajo”. Porque hoy por hoy, por más que les des el derecho, no movería el amperímetro. Porque los sancionarían con cualquier excusa. Se requiere toda una reformulación normativa.


MS: -Mil cosas. Por ejemplo, un policía tiene un enfrentamiento armado o es objeto de alguna situación de violencia extrema y no es apartado del servicio y abordado con tratamiento médico y psicológico. En Inglaterra, siempre que haya uso de armas de fuego, hay peritaje, aunque no haya ningún tipo de denuncia de abuso o mal uso de las mismas. Porque se considera que el uso de arma de fuego por parte del Estado es algo muy extremo y tiene que estar debidamente justificado. Acá se cagan a tiros todas las noches y no pasa nada.


NR: -Claro, y lo termina resolviendo la justicia de manera torpe. Tan sólo con el Código Penal, sin observar las normas administrativas.


MS: -En Santa Fe hubo un caso de una maestra que, cursando un brote psicótico, entró a una comisaría, hizo un desastre, a los gritos, entraba y salía, está todo filmado. ¿Y qué es lo que pasa? La echan de la comisaría. ¿Por qué? Porque la policía no sabe cómo actuar frente a una persona que tiene una enfermedad mental. ¿Qué termina pasando? Se muere adentro de la comisaría. Gran escándalo público, veinte policías separados de la fuerza. El fiscal dice la policía no la mató. Están las pericias, están los testimonios. La policía no la mató. Pero la policía carece de formación, no sabe cómo actuar en estas situaciones. En fin, hace falta revisar todo: infraestructura, tecnología, procedimiento y protocolo. Por ejemplo, durante un allanamiento, la policía no sabe cómo proceder. Un operario que trabaja en una fábrica y maneja un balancín es instruido en cómo debe realizar su trabajo, tiene un procedimiento. La policía no, es todo indeterminado. ¿Cómo se detiene a una persona? Hay diferentes protocolos. Por ejemplo, los norteamericanos son excesivamente reglamentaristas, conforme su Código Penal y Código Procesal Penal, pero saben cómo detener a una persona, como empuñar un arma, cómo hacer un allanamiento, cómo trasladarse en un móvil, cómo comunicar, etc. Pero nada de esto ocurre con las policías de acá, no hay procedimientos de actuación ni entrenamiento profesional, sólo hay grandes reglas teóricas inasequibles para quien proviene de la escuela media. Y otro gran problema es la superioridad. Es decir, tampoco hay procedimientos para solucionar cuestiones frente a la superioridad.


NR: -Como por ejemplo el tema de los traslados arbitrarios.


MS: -Con un sindicato o con una comisión de higiene y seguridad del trabajo o con una legislación adecuada esa discrecionalidad se evitaría.


LNT -¿Desde que se recuperó la democracia hubo cambios en la institución policial?


MS: -Sí, para peor. El deterioro es cada vez mayor porque la caída del ingreso también lo es. Desde el crecimiento de las tasas de delito durante los ’90 –en una sociedad donde era muy baja- la respuesta unívoca de la clase política argentina fue más video vigilancia, más patrullamiento y masividad de incorporación. El problema es que la incorporación masiva de efectivos sin un plan y sin una reforma de estas instituciones policiales, las terminó masificando con recursos humanos mal capacitados que van a buscar estabilidad laboral.


NR: -Eso redunda en un beneficio para las cúpulas, porque el ingreso de recursos humanos poco calificados refuerza la obediencia.


MS: -El ingreso a la policía también es un mecanismo de inclusión social. Entran al mundo de las regulaciones. Regulaciones que no tienen antes de entrar a la policía porque pertenecen a sectores que están excluidos históricamente. No intervienen cuestiones vocacionales o de desarrollo profesional. Es, simplemente, una forma de inclusión social y de estigmatización positiva, entonces se resignifican a sí mismos como parte de un ethos cuya pertenencia deben sobreactuar. Uno se pregunta cómo puede ser que este tipo vive en el mismo barrio que aquel entra y caga a palos a todo el mundo. Las policías no controlan crímenes en Argentina, hacen control de población, generalmente dentro de las mismas comunidades a las que pertenecen.



LNT – Leí en una entrevista una frase de Marcelo en la que, discutiendo con la academia progresista, decís que ésta es naturalmente proclive a interpretar y explicar a través de sofisticados relatos sociológicos por qué y cómo un niño se convierte en pibe chorro y no cómo un policía honesto se convierte al tiempo en un policía violento y corrupto.


MS: -Claro, no nace torturador, violento y gatillero. Nadie nace pibe chorro ni nadie nace policía torturador. Pero no se estudia cómo se fabrica un policía torturador y sí cómo se fabrica un pibe chorro.


NR: –Lo que pasa es que la política renunció a este tema.


MS: –Inflan este sistema tal cual funciona. Cuando vos analizás bien el plexo de los regímenes disciplinarios, vas a ver que todo gira en torno de la violación máxima, que no es matar un pibe en el desempeño de las funciones sino la desobediencia al superior.


NR: –La ley de régimen profesional del ejército del ’70 es el estatuto de la mayoría de las policías del interior del país.


MS: –¿Por qué no hay control externo en la policía? ¿Por qué el policía que es acusado de alguna falta grave no se puede defender en el marco de un proceso contradictorio? Porque es un mecanismo de control y de disciplinamiento interno. Ese es otro derecho vulnerado de los policías.


NR: -Por eso nuestro proyecto es tan largo, porque es un proyecto que revisa y repiensa la institución policial en su conjunto y en muchos aspectos, no es tan sólo un proyecto de sindicalización.


MS: –Entre Policía Federal y las provinciales suman aproximadamente 300 mil efectivos. El problema no es sólo que no se piensan ni se discuten las condiciones laborales sino, sobre todo, que no se sabe para qué está la policía. Cuando discutíamos con los intendentes la cuestión de las policías municipales, lo que más los preocupaba era si iban a poder o no dirigir el tránsito. Eso es como querer que un docente venda pebetes en el recreo. No está para eso la policía.


NR: –Por eso es difícil saber cuántos policías hay efectivamente trabajando de policías.


MS: –Se calcula que tan sólo entre el veinte y el treinta por ciento de la dotación realiza tareas relacionadas con el control del delito. Las policías que hoy son eficientes experimentaron una transformación profunda entre las décadas del ’80 y el ’90, entendieron que tenían que conocer el crimen, invirtieron en tecnología para eso, porque comprendieron que a la policía se la evalúa por el delito. Bueno, eso en Latinoamérica no sucedió. Nosotros seguimos con policía decimonónica de ocupación de territorio. Antes eran caballos haciendo rondines y ahora son patrulleros y video vigilancia, la lógica es la misma. Ocupo el territorio, pasa algo, veo, miro, y aparte regulo el crimen.


NR: -Tengo el dato de la dotación total entre las cuatro policías: la Federal, la Gendarmería, la PSA y la Prefectura sumaban 76.420 efectivos en 2016. Ese es el dato más actualizado que tenemos. No incluye las policías provinciales.


LNT -Salió hace poco una nota en Perfil que dice que son 95 mil en provincia. Y que cerca del 40 por ciento son mujeres.


NR: -Yo me acuerdo que en la época de Casal, cuando vos eras diputado, había 61.400 policías.


MS: – Imaginate, metieron 30 mil más. Por eso, cuando nosotros empezamos con todo esto en Diputados, dijimos vamos a comenzar por las condiciones de trabajo. Si yo tuviese el poder, si tuviese la oportunidad, lo que haría es eso. Primero mediría cómo trabaja la policía en algunos rubros: condiciones de trabajo, salarios, procedimientos, salud, educación. En secreto.


NR: -Carpeta médica y carpeta psicológica son temas tremendos.


MS: -Cinco por ciento de carpeta psicológica había, y hoy tenés veinte.


LNT- ¿En qué lapso?


MS: -En los últimos años. Otro tema preocupante son las adicciones.


NR: -Es un problema social. ¿Por qué no estaría adentro de una institución pública?


LNT – Claro, además si te están obligando a trabajar 36 horas.


NR: -Me gustaría agregar algo que tiene que ver con tu primera pregunta sobre la sindicalización. ¿Cuál es el gran argumento de la política y de los fallos judiciales para justificar la prohibición de sindicalización de la policía? Que es una institución con un orden interno jerárquico. Está muy bueno el fallo en disidencia de Rosatti que dice que cualquier institución burocrática tiene una jerarquía vertical y no por eso se pone en juego el funcionamiento de la institución. Nosotros lo hemos podido comprobar, se dejan conducir si se los subordina a la autoridad política.


MS: -Es más fácil conducir una policía que un sistema de salud. Sentate en el aeropuerto a negociar con cinco gremios aeronáuticos, a ver si eso es fácil.


NR: -Además, como trabajadores, en otras experiencias laborales, hemos estado en lugares donde tenés derechos sindicales, laborales pero también te subordinás y si te piden algo, lo hacés y no por eso se pone en cuestión la autoridad del jefe.


LNT -Cuál es la situación de los trabajadores de la seguridad privada y de quienes ahora se ven en las entradas de grandes edificios realizando una vigilancia a distancia?


NR: -Yo creo que el mundo de la seguridad privada es un mundo fuera de control. Si a la política le importa poco su propia burocracia, imaginate el sector privado que, además, se encarga de lubricar a la política para que no los controlen. Puede ser interesante ver cuáles son las condiciones de trabajo de un vigilador privado, pero lo que pasa es que es privado. Me parece que primero hay que atender lo público.


LNT -Pero muchas veces los propios policías trabajan también de seguridad privada.


MS: -La policía pública está muy privatizada.


NR: -Pero ella preguntaba por la seguridad privada. Yo le decía que es un mundo muy desconocido y que la política no tiene muchas ganas de meterse ahí.


MS: -Claro. El último año, cuando quisimos empezar a meternos con la seguridad privada, nos tuvimos que ir a la AFI (Agencia Federal de Inteligencia).


Fotos: Gala Abramovich.



SAIN, Marcelo Fabián y RODRÍGUEZ GAMES, Nicolás, "La inseguridad laboral armada" (entrevista), en portal La Nación Trabajadora, Buenos Aires, 25 de julio de 2019.


Link: http://lanaciontrabajadora.com.ar/la-inseguridad-laboral-armada/

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